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Ester Expósito, actriz: “Lucho contra que solo nos vean como algo sexual, como un objeto, como si fuéramos muñecas”

La intérprete presenta su nueva colección junto a Desigual, con la que reivindica que ni las mujeres son seres inanimados, ni sus cuerpos, temas públicos de conversación. “A ellos se les valora por sus logros y a nosotras al revés: tenemos que demostrar mucho más porque se piensa que lo que tenemos es por nuestro físico”, denuncia

Ester Expósito, actriz
Andrea Insa Marco

Escoltada por una pasarela de maniquís que lucen su nueva colección junto a Desigual, Not a Doll, la actriz Ester Expósito (Madrid, 25 años) reivindica, precisamente, eso. Ella no es un cuerpo al servicio de la mirada y el consumo masculino, es una persona cansada de la presión y el escrutinio constante al que su imagen y su físico están sometidos como figura pública, y que también viven las mujeres que no están expuestas. “Se nos juzga si cambiamos o si no lo hacemos, se nos exige una perfección real y agotadora, y se ejercen análisis exhaustivos sobre nuestra imagen”, denuncia. A través de los eslóganes Not a Doll (no soy una muñeca) y Not your topic of conversation (no soy tu tema de conversación), impresos en las nuevas prendas de la marca española, la intérprete que saltó a la fama con la serie Élite parece querer decir basta: ni las mujeres son objetos inanimados diseñados para adaptarse a lo dictado por la norma estética, ni sus cuerpos, temas públicos de conversación. “No soy una muñeca, ni tengo que serlo”, asegura en conversación con EL PAÍS.

En la sexta planta de la tienda de Desigual en la madrileña calle de Preciados, con sus seguidores esperándola abajo para un encuentro, Expósito carga durante la charla contra la violencia estética y psicológica, la sexualización y la objetivización que ha sufrido —y sufre— desde que se hizo conocida con 18 años gracias a su papel de Carla Rosón en el éxito de Netflix. “[Las mujeres] estamos vivas, cambiamos y evolucionamos porque no somos perfectas y no vamos a quedarnos así para siempre. Públicamente, se ha normalizado opinar sobre nuestros cuerpos, pero tenemos que ponernos un espejo delante y pensar si eso está bien, si nos gustaría que lo hicieran con nosotros”.

“Como mujer, tienes más papeletas de que te cosifiquen y sexualicen enseguida”, sostiene Expósito a la que, desde sus primeras escenas en Élite, se le impuso la etiqueta de sex-symbol. “Siempre he sido presumida, coqueta y me gusta expresarme a través de la moda y el maquillaje. Pero no solo soy eso”, se sincera antes de especificar que también siente pasión por la fotografía y la salsa. “No soy una muñeca”, repite. “Y si lo quieren aceptar, bien, si no, es problema suyo”.

A ella no le molesta que la consideren guapa, dice, sino que la reduzcan a eso. “No está mal que le guste a los hombres, también hay hombres que nos gustan a nosotras y no tiene nada de malo. Yo lucho contra que solo nos vean como algo sexual, como un objeto, como si fuéramos muñecas”, sentencia la intérprete, que también intenta que otras mujeres no sientan que están solas frente a estos problemas. “Quiero que vean que a mí también me pasa, que hablo por ellas y por mí cuando digo que no tienen que vestirse para agradar y gustar al resto. Y también que no sean muy duras con ellas mismas”, dice sonriendo, a pesar de reconocer que ella lo es con todo —con su trabajo, su imagen, sus relaciones—.

La actriz Ester Expósito posa junto con dos maniquís que llevan prendas de su colección 'Not a Doll' junto con Desigual en la tienda de la marca en la calle de Preciados (Madrid).

Para que el público se centrase en su interpretación y no en su físico, Expósito estableció una nueva petición para sus papeles: “Desde Élite, por decisión mía, no he tenido ninguna escena de sexo en ningún proyecto porque creía que no hacía falta. Incluso en alguno las quitaba porque no eran necesarias, y no quería cebar y alimentar eso”. No es que pida por contrato que esas escenas sean eliminadas, sino que, si las hay, deben desarrollarse en sus propios términos y formar parte de la historia. “Si hacen falta, las hago. Como en el proyecto en el que estoy ahora [la bilogía Enfrentados, que tendrá dos películas, Marfil y Ébano], que es un thriller romántico en plan El Guardaespaldas”.

La intérprete lidia diariamente en redes sociales con haters, comentarios y opiniones sobre su físico y sobre lo que hace o deja de hacer. “Es cansado, pero he aprendido a no tomármelo como algo personal y a entender que tiene que ver más con esas personas que conmigo. No está ni en mi control ni en mis manos, así que al final tienes que soltar para estar en paz contigo”, afirma. Y dictamina, como un mantra que se repite en su cabeza: “No tengo que agradar y gustar siempre”.

Aunque prefiere abstraerse de todo lo negativo que circula sobre ella en Internet, aprovecha para llamar la atención a todas aquellas personas que, respaldadas por el anonimato y una pantalla, opinan sobre cuerpos ajenos: “No está bien. Tenemos que dejar de hacerlo públicamente. Tú con tu amiga en tu casa di lo que quieras, pero ir a redes y hablar del cuerpo de otra persona está tan normalizado que es de locos. ¿Cómo no se ha parado esto antes? ¿Cómo no nos hemos dado cuenta de que está mal y de que no se debe hacer?”. Según lamenta, en este tipo de violencia, la estética, hay una marcada brecha de género: “A ellos se les valora por sus logros y a nosotras al revés: tenemos que demostrar mucho más porque se piensa que tenemos lo que tenemos por nuestro físico”. También lanza un dardo contra el edadismo de la industria: “A nosotras nos sale más caro envejecer porque se nos deja de tener en cuenta y con los hombres no pasa igual, ellos no sufren ni una mínima parte. Y eso es muy injusto”. Expósito, a sus 25 años, todavía no ha sufrido los efectos de este fenómeno, ni el encasillamiento en su personaje más conocido. “El papel de Carla me ha perseguido en el buen sentido, de cariño con los fans que no la olvidan”, dice. “Al final, me han sabido ver como una actriz más allá del personaje”. Y aunque es consciente de que, para algunos proyectos, no la tienen en cuenta porque “los perfiles son los perfiles” o porque algunas personas la identifican con su personaje de Élite, ha logrado adentrarse en otros géneros y sus papeles en Venus (2022), Perdidos en la noche (2023) y El llanto (2024) avalan su trayectoria.

Una de las formas en las que gestiona el constante y “cansado” escrutinio mediático es manteniendo un perfil bajo: “Dentro de lo expuesta que estoy, intento no mezclarme, aparecer o hablar demasiado para mantener mi privacidad y no generar revuelo”. Sin embargo, a veces, sus esfuerzos no son suficientes. Un ejemplo fue el supuesto y viral enfrentamiento entre Expósito y Paris Jackson durante el desfile de Desigual en Barcelona, el pasado junio. “Nos enfrentaron y en realidad no pasó absolutamente nada”. La española ha desmentido los malos rollos con la hija de Michael Jackson con una camiseta de la nueva colección de Desigual, donde se puede leer “I love Paris”.

Aunque para lograr que a las mujeres no se las vea como un objeto sexual y que se deje de hablar de los cuerpos ajenos, en palabras de la intérprete, “aún falta mucho tiempo”, Expósito no va a parar. “Que la gente se vaya preparando y acostumbrando”.

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Sobre la firma

Andrea Insa Marco
Redactora de la sección de Gente, Estilo de Vida y El Viajero. Graduada en Literatura general y comparada por la UCM y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. En Teruel, su ciudad natal, pasó por la editorial del Instituto de Estudios Turolenses y de la revista cultural Turia.
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